Roxana L. Calderón Rivera | Poesía de Puerto Rico

Roxana L. Calderón Rivera (Cidra, Puerto Rico, 1998). Estudiante del departamento de Lenguas Extranjeras en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Ha publicado en las antologías: Lámparas (Editorial Pulpo, 2018), Amuleto de Poesía: Revista Universitaria (2019) y en [IN]Genios (Revista Universitaria). Participó en la edición de 2018 del Festival de la Palabra (San Juan, Puerto Rico) y en el Junte de Poetas #55 Bario Poetix Puerto Rico Edition Summer 2019.

I

en mi almohada tengo secreto
el olor de tu cabello y mis sueños contigo
susurrándome besos en los muslos
proclamo imposible no desearme en tu lienzo.

mis pezones de plumas ahora erizo de mar
erecta por tu mirada fue que me tambaleé
en rizos y lisos árboles mecieron sus yaguas
a maracas volamos pájaro, semilla de viento.

las letras nos hicieron un tributo souvenir,
premonición de engaño y juego
tu declaración de amor a cambio de perdón
luego cruel, esa noche lo sé, te amé.

y aunque pase lo que pase entre tú y yo
siempre habrá espacio para un poema.

Amuleto de Poesía (2019)

II

cuando leo que mi madre y yo lo queramos todo1
entiendo que la tristeza es inflamable, voraz se enciende
por el tacto de un recuerdo, y en los ojos de mi padre
la nostalgia esta noche se prende en fuego.
a veces no entiendo que las cosas del fuego son tragedia;
como fumar, no velar la estufa, jugar con fósforos
rozar mis yemas en sus vértices, incitar la pólvora.
siempre encuentro un espejo ante el terror de las llamas
y no sé si eso me da más miedo, o si más miedo me da el fuego.

en esta jungla de cemento jugar con fuego es mirar a los ojos,
porque hay vicios que funcionan con fuego y se ama
con la prisa de como quien apaga este incendio

1 Xavier Valcárcel, El deber del pan (2014)

¿Qué más hace falta?

Que camine sobre las puertas
y me bese tu corazón de púas
y vientre, que haga
un pacto con un gato
para que me regale una vida
y que en esa sea tu puta
para así poder emborracharte
con olor afrodisíaco a mar
Caribe que se emana de mis axilas.

Que salga a mitad de la madrugada
y que llore lágrimas violetas
para que el Sol nunca más salga
-si es que sale-
entre la cresta podrida de dos montañas
que no son más que azúcar y viento.

Que invente una ventana
que mire hacia el fondo del cielo,
que mire hacia las costas del sueño
y del desvelo,
que nos mire a nosotros:
para que nos diga que más hace falta,
si los ojos ya los tengo puestos,
si a sal sabe mi sexo,
si llevo la espalda de cara al hueso,

si ya tengo mis labios rotos;

pero si al besar tu beso anaranjado,
sollozar descalza la desgracia
y colocarme en posición fetal
-a tu lado-
y abrazar la paloma que se forma
en tu regazo
me quedo sola,
sigo intacta
porque no has llegado.

Porque a la cumbre de mi alma
-lugar cerrado a los fantasmas-
entra cualquier cosa menos tus manos
porque no lo has logrado,
porque te hace falta más cielo
y menos miedo,
que reces y le pidas al fuego
que te queme el pasado
para que solamente sea yo
lugar y presente;

pero si te quedas
¿qué más hace falta?
si un beso, ¿no es suficiente?

Lámparas (Editorial Pulpo, 2018)